LAS ESPINAS DEL PASADO
“Cada día, al levantarme, tenía que cruzar interminables puentes de recuerdos que se iban desmoronando a mi paso.”
Los cuentos, los relatos breves, siempre me atrapan. Creo que es esa especie de condensación que hay en ellos lo que me parece mágico. Si Mario Benedetti afirmaba que cinco minutos bastan para soñar toda una vida, yo os digo que un relato breve es suficiente para inventar un mundo entero. Esto es lo que ocurre en Las espinas del pasado: en menos de ciento treinta páginas puedes abrir la puerta de trece universos distintos.