#4LIBROVIAJEROVIOLETA: Viento del este, viento del oeste de Pearl S. Buck

VIENTO DEL ESTE, VIENTO DEL OESTE 

“- Mi señor, ¿has visto el amanecer esta mañana? Si hubiera dicho quela tierra saltaba al encuentro del sol. Al principio, todo era oscuridad; luego surgió la luz como una nota musical. Mi señor, yo soy tu pobre tierra, que espera.” 

Para el cuarto libro viajero violeta del año, reservo una reseña un tanto extraña. Esto se debe a que la novela de Pearl S. Buck me ha suscitado ideas diferentes. Esto depende de si la trato como mera novela o si hablo de la reflexión que he tenido al acabarla. Pero, de momento, una novela que te invita a pensar siempre tiene algo positivo. 

Hago esta aclaración porque es preciso puntualizar que, en la iniciativa del libro viajero, escrutamos los libros con el fin de ver, criticar o analizar la figura de la mujer en cada una de las obras que pasan por nuestras manos. Así que… me vais a permitir que, en una parte de la reseña, me olvide del contexto en el que está escrita para ir a lo que me ha suscitado en cuanto a feminismo, desde mi punto de vista de mujer actual. 

Y es que, como novela, sin mirar más allá, Viento del este, viento del oeste me ha tenido enganchada desde el primer momento. Lo tuve que terminar en una noche porque no podía irme a dormir sin saber el desenlace. Está bien escrito, cargado de figuras retóricas, de un lenguaje casi poético en algunas partes y con una dulzura que te atrapa sin llegar a empalagar. Como crítica: los personajes son bastante planos, incluso el de la protagonista. 

En cambio, si leo entre líneas, la novela envía varios mensajes que no me gustan un pelo. Por ejemplo, en la comparación que hace de la cultura y forma de vida oriental y occidental, la primera queda muy mal parada. No es que sea yo una entendida en cultura asiática, pero en todo momento se tacha de antigua (para mal), pasada, demasiado tradicional, estúpida. Sin embargo, todo lo que viene de occidente es nuevo y positivo. Evidentemente, hay prácticas orientales que me parecen horribles, como la costumbre china del vendado de pies o aquello de las segundas y terceras esposas, pero eso no indica que todo aquello oriental sea malo, como parece darnos a entender esta novela. 

En cuanto a la mujer, qué decir. Primeramente, los personajes femeninos no tienen ninguna evolución en la obra. Todas ellas pasan, sin pena ni gloria, por una trama que sí avanza, pero no las hace cambiar en exceso. La única que evoluciona es la protagonista, pero no es un personaje redondo para nada. 

Además, los personajes femeninos solo pueden cambiar o sentirse realizados si los personajes masculinos intervienen en sus vidas. Son los hombres los encargados de hacer que la obra avance y los encargados, también, de esclavizar y tratar de débiles e inútiles a las mujeres. Es curioso el caso del marido de la protagonista: en un principio, puedes pensar que la ayuda, porque es un médico que viene de occidente y que no quiere un matrimonio ni una relación con ella al modo tradicional; pero… aunque no está perpetuando las tradiciones machistas en y para las que ha sido educada su mujer ¿no está, de igual forma, obligándola a cumplir roles machistas aunque sean de distinta índole? Al final, está imponiendo su modo de vida a su esposa y ésta no es correspondida hasta que cumple su nuevo rol. 

También es un libro xenófobo. De una parte, por la visión que nos da la autora de la cultura oriental. Por otra, dentro de la obra encontramos odio de los orientales a los occidentales y viceversa. Esto se ve muy bien con el personaje de la extranjera. 

Con todo esto no quiero decir que sea una mala obra. Para nada, a mí me ha encantado. Pero sí es cierto que hay que ver más allá y practicar el pensamiento crítico, ése que se empeñan tanto en eliminar de nuestra cabecita. En definitiva, una lectura rápida y fresquita para el verano que nos puede hacer reflexionar sobre las pedazo de motos que nos venden en algunas historias de “amor”.