miércoles, 19 de agosto de 2020

Reseña: Romancero gitano de Lorca ilustrado por Ricardo Cavolo

 ROMANCERO GITANO 





La tarde loca de higueras

y de rumores calientes

cae desmayada en los muslos

heridos de los jinetes.

Y ángeles negros volaban

por el aire del poniente.

Ángeles de largas trenzas

y corazones de aceite.

Fragmento de Reyerta.

Ayer se cumplían ochenta y cuatro años del asesinato y muerte de Federico García Lorca y aquí vengo yo a hablaros, una vez más, de él y de su Romancero Gitano. En esta ocasión os traigo una joya, algo que atesoraré en mis estanterías por los restos, que no es otra que la edición ilustrada por Ricardo Cavolo. 

No creáis que esta es una publicación en la que vais a encontrar un análisis pormenorizado de cada poema que, ojo, lo merece. Sin embargo, esta vez quiero centrarme en la esencia del Romancero Gitano, en su publicación y en cómo esta obra encumbró para el público y la crítica a Lorca mientras él, a su vez, se sumergía en un abismo de autocuestionamiento como autor, como poeta y como artista. 



La primera vez que Lorca menciona la idea de la creación del romancero es en una carta a Fernández Almagro en 1923 en la que dice “pienso construir (…) una obra misteriosa y clara, que sea como una flor (…) ¡toda perfume! (…) Figúrate un romance que en vez de lagunas tenga cielos. ¡Hay nada más emocionante! Este verano, si Dios me ayuda con sus palomitas, haré una obra popular y andalucísima. Voy a viajar un poco por estos pueblos (…) cuyas personas parece que nunca han existido para los poetas y… ¡¡Basta ya de Castilla!” 


Sin duda, me quedo con las últimas líneas para ofreceros una definición de lo que es Romancero Gitano. Esta obra pretende recoger la esencia de Andalucía, de su riqueza cultural y de su arraigo y para ello Lorca elige un diácono: el gitano. Sin embargo, me gustaría aclarar que, según mi opinión, el autor no elige al gitano como protagonista, no es él el máximo representante de la hondura andaluza, sino que es una óptica a través de la cual podemos adentrarnos en Andalucía y convertirla en algo más bien mitológico que terrenal. 


“(...)El libro es un retablo de Andalucía con gitanos, caballos, arcángeles, planetas, con su brisa judía, con su brisa romana… (…) Un libro donde apenas si está expresada la Andalucía que se ve, pero donde está temblando la que no se ve. Y ahora lo voy a decir. Un libro anti-pintoresco, anti-folklórico, anti-flamenco. Donde no hay ni una chaquetilla corta ni un traje de torero, ni un sobrero plano, ni una pandereta, donde las figuras sirven a fondos milenarios...” 


Eso sí, si existe alguna idealización gitana por parte del autor (aunque se niegue), radica en la estilización artística del gitano flamenco, del gitano que habitó los montes de Sierra Nevada, el gitano que formó parte de la casta de lo flamenco en su tradición, porque como afirma el propio autor, “lo flamenco es una cosa viva con los pies hundidos en el barro caliente de la calle, con la frente en los vellones fríos de las nubes desgarradas.” 


El verdadero personaje protagonista y, a su vez, hilo conductor del libro es la pena, en palabras del autor: “no hay más que un solo personaje grande y oscuro como un cielo de estío, un solo personaje que es la Pena que se filtra en el tuétano de los huesos y en la savia de los árboles, y que no tiene nada que ver con la melancolía ni con la nostalgia ni con ninguna aflicción o dolencia del ánimo, que es un sentimiento más celeste que terrestre; pena andaluza que es una lucha de la inteligencia amorosa con el misterio que la rodea y no puede comprender.” 


Cabe destacar que, aunque Romancero Gitano es una obra de muchísima elaboración artística, - mismo empeño que ha puesto, a mi parecer, Cavolo con su edición ilustrada,- que, además, gozó de un gran éxito ante la crítica y el público, también tuvo sus detractores. En esta ocasión, el enemigo estaba en casa: fueron, entre otros menos, Dalí y Buñuel los que se encargaron de desmitificar el logro lorquiano. Claro está que las opiniones de sus amiguísimos minaron la moral de Lorca y, tiempo después, quiso alejarse de esta imagen de gitanillo porque no quería que lo encasillaran. 


Pese a las absurdas críticas, sigo pensando que Romancero Gitano es uno de los libros de poemas más bellos que he leído nunca y, si me preguntáis por una recomendación del autor que me obsesiona, está será la que os diga. Con motivo del aniversario de su muerte, me he dado el capricho de comprar esta nueva edición dibujada con pasión y mimo por Ricardo Cavolo que, como Lorca, ha conseguido renovar esta obra de temas nuevos para hablar viejas cuestiones. Cavolo se inspira en el romancero, en la tradición e incluso en pinturas de Goya para ofrecer algo nuevo dentro de lo ya escrito y encumbrado. Podemos decir que Cavolo ha añadido a la perfección mirillas de colores que dibujan el relato de Lorca de una forma cariñosa, pasional y abrumadora.

¡No os lo perdáis!

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