lunes, 13 de abril de 2020

RESEÑA: El verí del teatre de Rodolf Sirera

EL VERÍ DEL TEATRE 


"En la vida real, como tractaba de explicaros, actuamos...  todos nosotros, todo el tiempo... Esta actuación cotidiana es, por otra parte, absolutamente necesaria para la supervivencia del estatus social... incluso para nuestra propia supervivencia como individuos."  

Rodolf Sirera es uno de los dramaturgos más famosos de Valencia y su larga trayectoria está muy vinculada a nuestra renovación teatral. Es por eso que, hace unos días, decidí leer y ver la representación teatral (la podéis encontrar en la web de rtve) de su obra más conocida, El verí del teatre (El veneno del teatro). No estoy segura de si conoceréis al autor pero, entre otras cosas, fue guionista de la serie televisiva Amar en tiempos revueltos. 



Menuda sorpresa me llevé con esta obra. Además de que la representación que vi tenía como actor principal al cantautor Ovidi Montllor, que siempre es un puntazo, la obra en sí es una maravilla. Podríamos considerarla una obra metateatral, pues en ella toda la acción se desarrolla a la par que se analizan algunos conceptos teatrales muy interesantes. 

Pongámonos en situación, solo dos personajes aparecen en El verí del teatre. Uno de ellos es un comediante que ha sido llamado al palacio de un misterioso Marqués. El otro que aparece en escena es un criado de lo más peculiar. Ambos mantienen una acalorada charla porque el comediante, Gabriel, no entiende la tardanza del Marqués ni el motivo por el que lo ha llamado. Desde el primer momento, el espectador o lector se puede percatar de que hay gato encerrado y es que ese criado parece que sabe más de lo que dice. Ambos empiezan a enzarzarse en una discusión sobre el teatro y formulan grandes preguntas sobre este género. ¿En el teatro se imita o se siente? ¿Es un arte exagerado o natural? ¿Cuáles son las cualidades de un buen actor? ¿y de un buen dramaturgo? 

El caso es que, entre pregunta y respuesta, se va destapando la verdadera identidad del criado, que no era otro que el Marqués disfrazado. Este es uno de los momentos claves porque nos hace reflexionar sobre los prejuicios. Si varía nuestra manera de actuar según con quién estemos, ¿no somos todos actores? ¿No nos encargamos, acaso, de llevar siempre una máscara que oculta nuestros miedos y ansiedades? Como veis, bastante interesante el conocimiento que puedes sacar de esta obra. No quiero destriparos el final que, aunque predecible, no está nada mal ejecutado. Eso sí, me gustaría comentar algunos de los temas que más me han gustado. 

Uno de los temas que se cuestionan en esta obra es la superficialidad. Gabriel, el comediante, toma actitudes distintas con el criado y con el Marqués. Con el primero es soberbio y mal educado, se toma esta licencia por pertenecer a un grupo social superior al del criado. Con el segundo es condescendiente y suave como un guante, pues no quiere perturbar al que es socialmente superior a él. Es entonces cuando se hace palpable para el lector que las categorías sociales son también eso, una simple convención, pero todos nos dejamos llevar por lo externo, lo superficial, para prejuzgar a las personas con las que tratamos. 


“Cada uno actúa de acuerdo a lo que él cree que son los otros y de acuerdo a su posición social” 


La tesis es que, en la vida real, todos actuamos continuamente para mantener nuestro estatus social o simplemente para sobrevivir. Aunque cabe destacar que, muchas veces, estas máscaras solo ocultan lo malvados que somos los seres humanos por naturaleza. 

Como os he dicho, El verí del teatre es una obra metateatral, porque también podemos encontrar algunas reflexiones sobre el género teatral muy interesantes. Por ejemplo, el objetivo del Marqués es que el comediante represente una obra que él mismo ha escrito sobre la muerte del filósofo Sócrates. Esto nos sirve para cuestionarnos cuál es el papel del actor y de las representaciones teatrales: en la obra se dice que ir al teatro es como acompañar, en este caso, al actor al patíbulo para vivir su vida sin dejar de ser nosotros mismos y pasar así por un proceso catártico.

Por último, he de decir que son impresionantes los pensamientos sobre la muerte y el tremendo pavor que provoca en nosotros el mero hecho de pensar en ella:

“¿Qué actitud me pide la vida que adopte ante mi muerte? La historia ignora todo sobre la muerte, rechaza los casos aislados, generaliza. Solo quiere el resultado ¿y yo qué soy dentro de este mecanismo? Solo un mito. Los hombres mueren de forma miserable, tienen miedo, un miedo espantoso, un miedo concreto a la concreta muerte de cada uno. La muerte es la constatación del miedo.” 


Como veis una obra completita y cargada de temas que nos preocupan desde hace siglos como la muerte, el paso del tiempo, el miedo… Solo puedo rogaros encarecidamente que la leáis o, mejor, que disfrutéis de la representación teatral que podéis encontrar perfectamente en Internet. Por mi parte, me he aficionado a la forma de escribir de Sirera y estoy deseando que caiga algo más en mis manos de este autor. 

Ciao. 

1 comentario:

elena dijo...

Me has ayudado más que otras 5 páginas 🤣 muchas gracias!
He echado un poco de menos algo de análisis interno y externo pero imagino q no eres profesora
Ta guay! Un saludo

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