domingo, 1 de septiembre de 2019

RESEÑA: Poemas y antipoemas de Nicaror Parra

POEMAS Y ANTIPOEMAS


¿Qué es un antipoema? ¿Qué es la antipoesía? Nicanor Parra publicó Poemas y antipoemas en 1954 revolucionando el mundo poético de una forma rupturista que marcó un antes y un después en la literatura. Este libro sirve como ejemplo, por sus diferenciadas partes, de cómo evolucionó la manera de hacer poesía del autor.


La antipoesía apuesta por el desgarro para conseguir un tipo de poesía acorde con el autor y el lector que comparten un mismo contexto y unas mismas circunstancias -las de la clase media en un mundo puramente capitalista- y así quitar ese punto altisonante de la poesía tradicional para intentar ser más real. 

Esto hará que el lenguaje poético cambie totalmente: el movimiento antipoético necesitaba de un uso informal del lenguaje, de la eliminación de las imágenes poéticas, necesitaba alejarse de los temas graves. Es por esto que Parra acude a un lenguaje directo y próximo al periodismo o al ámbito académico para contar anécdotas, algunas incluso banales, en sus poemas. 

Si los temas y el lenguajes huyen de lo tradicionalmente establecido como poético, ¿cómo lo podemos reconocer entonces como poesía? Muy fácil, aunque los temas y el uso lingüístico son distintos y más asequibles que los tradicionales, Parra respetará el ritmo y, a veces, la sintaxis para conseguir que el lector conciba como poesía algo que, a priori, habría rechazado y habría podido catalogar como prosa. 

Es curisoso cómo en este mismo libro, que creo una especie de manifiesto, el autor divide el contenido en tres partes que muestran perfectamente su evolución de poeta tradicional a antipoeta. En la primera parte, el lector puede encontrar sus poemas "neorrománticos", poemas tradicionales cuyo estilo es influido por autores como Federico García Lorca. La segunda parte, distintos a los primeros, sirven como enlace para la tercera parte. Esta última es la más puramente antipoética y al leerla se puede ver esa ruptura de la que hablábamos: aquí los textos son tan distintos que el autor empieza con una "Advertencia al lector" deliciosa. 



El autor no responde de las molestias que puedan ocasionar sus escritos:
Aunque le pese,
el lector tendrá que darse siempre por satisfecho.
...


Mi poesía puede perfectamente no conducir a ninguna parte:
«¡Las risas de este libro son falsas!», argumentarán mis detractores,
«sus lágrimas, ¡artificiales!»
«En vez de suspirar, en estas páginas se bosteza»
«Se patalea como un niño de pecho»
«El autor se da a entender a estornudos».
Conforme: os invito a quemar vuestras naves,
como los fenicios pretendo formarme mi propio alfabeto.



Todas estas directrices, por llamarlas de alguna manera, toda esta adaptación del lenguaje al nuevo público facilita al antipoeta la labor de reflejar la realidad. Lo importante de Parra, lo que creo que marca su obra, no es solo este postulado antipoético sino la opción de criticar la realidad desde un punto de comunión con el lector y cargado de un pesimismo que no ofrece solución alguna. Parra denuncia la realidad, pero no ofrece una salida. Parra vive en el caos y la única salida es tratar esta realidad de la que no se puede escapar desde el humor, muchas veces negro.

Sin duda me quedo con los antipoemas "solo de piano", "soliloquio del individuo", "las tablas" y mi favorito "la víbora". No dudéis en echarle un vistazo.

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