LA TIA ÁGUEDA
"En la casa de tía Águeda nunca llegué a encontrarme realmente bien. Su sombra me perseguía por todos los rincones, incluso me hacía estar pendiente de ella cuando me hallaba en el desván, donde me refugiaba con frecuencia. Sentía una abierta antipatía por la tía Águeda y trataba de reprimirla por todos los medios, no fuera a ocurrir que, al percibirla ella, me tratara aún peor."
Después de un largo tiempo sin publicar nada, vuelvo a la carga con esta novela de Adelaida García Morales. En realidad, ahora mismo, quiero leer todo lo escrito por ella: no sé qué ocurre con los universos que construye esta escritora, pero dan ganas de seguir explorándolos.
En La tía Águeda, el lector puede enredarse en la historia de Marta, una niña de unos diez años que, tras la muerte de su madre, es llevada por su padre a vivir con su tía. La niña cambia su residencia en Sevilla por la casa de su tía en un pequeño pueblo. Hasta ahí todo bien. Pronto se nos presentan personajes como Martín, el esposo de su tía, o la servicial Catalina.
No obstante, lo que parecía una manera de mejorar la vida de Marta (pasaba mucho tiempo sola en Sevilla, pues su padre era médico y, como os contaba, su madre había muerto), pasa a ser un calvario. No se llega a aclarar en la novela, pero el matrimonio de su tía parece hecho por conveniencia: Martín no la ama y el carácter arisco de su tía tampoco mejora la situación. Es aquí cuando empiezan los rompederos de cabeza de la pequeña Marta, que no entiende qué clase de persona es su tío.
Podría decirse que, en la novela, Marta es la heroína que comienza a desengañarse del mundo. La muerte de su madre será la primera piedra que se acumule en el montón: luego vendrán varias muertes más, fenómenos paranormales, dudas existenciales y un pozo enorme de tristeza.
Lo que se destilan en estas ciento y pico páginas es el paso de niño a adolescente de la protagonista. Y es un viaje delicioso de leer, aunque complicado de digerir. La autoritaria voz de tía Águeda y su locura, el carácter tan raro de Catalina y la relación que la protagonista tiene con su primer amor, Pedro, hacen que el lector llegue a sentir lo que Marta siente y se retrotaiga a su juventud más temprana para revisar qué hizo él en esas situaciones.
Por último, lo que más me ha gustado de la novela es que a través de los pensamientos de la pequeña Marta uno se puede dar cuenta de cómo el personaje madura, se enfrenta a sus problemas y se empieza a ver un punto de feminismo dentro de sus vicisitudes. Una lectura muy ligera para el verano, pero que, además, enriquece.
Buen provecho.
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