miércoles, 18 de marzo de 2020

RESEÑA: Les mosques de tardor de Irène Némirovsky

LES MOSQUES DE TARDOR



“Anaven i venien d’una paret a l’altra, silenciosament, com les mosques de tardor, quan la calor, la llum i l’estiu s’han acabat, i volen penosament, cansades i irritades, pels vidres, arrossegant les ales mortes.”

Esta mañana me he despertado con ganas de leer algo breve, pero intenso. Es por esto que me he dirigido a mis estanterías et voilà! He elegido una de las novelas de Irène Némirovsky, que nunca falla. Les mosques de tardor es la tercera novela que leo de esta autora -después de Un niño prodigio y El baile - y no me canso. 



En esta novela Némirovsky elige la decadencia como tema principal. La protagonista, Tatiana Ivanovna, la vieja sirvienta de la aristocrática familia Karín que lleva trabajando para ellos muchos años, será la encargada de hacernos ver este canto de cisne de la época zarista. 

Aunque no se nos dan fechas exactas, el lector puede intuir por la trama que la acción ocurre en el contexto de la Revolución Rusa y sus alrededores. La familia Karín envía a varios de sus hijos al frente, con escaso éxito y esto es un drama para Tatiana, que ha dedicado su vida a criarlos y complacerlos. 

Tatiana no conoce otra vida que la del trabajo y servicio para esta familia, por eso siente este dolor como suyo, porque en realidad, aunque no parió a esos hijos, fue la encargada de criarlos olvidándose un poco a ella misma. Es una mujer sin medios cuyo único descanso es creer que Dios intercederá para ayudar a sus “hijos” en esas circunstancias a las que ella no puede llegar. 

La familia Karín se ve obligada a huir por la Revolución Rusa a Odessa y, más tarde, a París. Tatiana se queda al cuidado de la casa y a la espera de noticias y será testigo de la muerte de uno de los hijos que, fugado del frente, es asesinado por un campesino del lugar por miedo a que el hijo viniera con la intención de reclamar las tierras. 

Pero Tatiana, dentro de sus escasos medios, es una mujer luchadora. No se rinde. Así que decide ir, en un viaje bastante truculento para una mujer de su edad, a buscar a sus Señores. Al llegar allí, Némirovsky hace un gran trabajo descriptivo para que el lector observe la decadencia en la que esta sumida la familia Karín, que incluso habiendo sufrido reveses en su condición de amos y señores , siguen tratando a la pobre Tatiana como una sirvienta más a la que pocas veces tienen en cuenta. Solo puedo deciros que el final es bastante triste y que creo que Némirovsky tiene alguna especie de fetiche con el agua, los ríos que atraviesan las ciudades, los puentes.

Diría que lo mejor de la novela es la creación del personaje de Tatiana. Me parece que es la abanderada de nuestras abuelas, esas mujeres con pocos medios, pero luchadoras incansables, que sacaron adelante su trabajo y a sus hijos y nietos de la mejor manera posible. Un tipo de mujer que puede pasar desapercibido, pero a la que le debemos muchísimo. 

Asimismo, como en Un niño prodigio y El baile, en Les mosques de tardor también encontramos ese ambiente triste que engulle a sus propios personajes. Dadle una oportunidad a Irène, que no tiene una novela mala.

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