ROMEO Y JULIETA
ROMEO
Con las alas del amor salté la tapia,
pues para el amor no hay barrera de piedra,
y, como el amor lo que puede siempre intenta,
los tuyos nada pueden contra mí.
¿Os acordáis de cuando no había leído el clasicazo de Orgullo y prejucio? Pues lo mismo me sucedía con Romeo y Julieta. Es una de las obras teatrales más archiconocidas del archiconocido William Shakespeare, pero ni por esas me atrevía con ella. Me pasa con este tipo de títulos que, al encontrar referencias sobre ellos en todas partes, pienso que de algún modo me van a decepcionar. ¿Será este el caso?
Pues sí y no. No os voy hablar aquí del argumento porque todo el mundo conoce la idea principal de esta obra: Romeo y Julieta son dos amantes y su relación es imposibilitada por la eterna enemistad entre los Capuleto y los Montesco, es decir, entre sus familias.
No obstante, he de comentaros que hay partes de la trama que me han sorprendido: personajes como Mercurio, la boda entre ellos, los castigos del príncipe... Me he enfrentado a la lectura con un montón de ideas preconcebidas sobre la obra, pero aún así la trama ha conseguido sorprenderme, aunque sabía hacia qué desenlace se encaminaba.
¡Vamos al mejunje! Romeo y Julieta es una historia ágil y muy entretenida. Y no se debe únicamente a que toda la acción pase en pocos días, sino que Shakespeare hace que parezca una historia rápida: los acontecimientos van sucediéndose de manera un poco precipitada –se enamoran, se casan y mueren casi en tiempo récord- y uno tiene la sensación de estar viviendo algo trepidante. ¡Viva Shakespeare rompiendo la unidad de tiempo del teatro clásico!
Sin embargo, esta celeridad también hace que el lector perciba la obra como una obra plana. Los conflictos aparecen como porque sí y se resuelven de forma atropellada. No se explica muy bien a qué es debida la enemistad entre sus familias y, a partir de su enamoramiento, los sucesos (evitables la mayoría), van tropezando unos con otros. Es como una serie de catastróficas desdichas y enredos que no ha sido muy pensado. Amor, destierro y muerte quedan para mí poco trabajados en esta obra.
Evidentemente, Romeo y Julieta tiene apartados que me han gustado. Por una parte, la historia de amor es desgarradora y, como lector, Shakespeare te hace vivirla casi en primera persona. Por otro lado, es un gran ejemplo de la tragicomedia isabelina. La obra es muy dramática, pero también tiene momentos comiquísimos, sobre todo si los criados o los personajes menos graves aparecen en escena.
A propósito de esto último, la variedad de personajes es una de las características con las que me quedo. No hemos de olvidar que el teatro isabelino estaba pensado para todas las clases sociales y muchas de ellas salen a la palestra en las obras de Shakespeare. A uno le cuesta un dinero la entrada al teatro y tiene que irse contento y con la catarsis hecha. Me parece muy rica la interpretación de las diferencias entre personajes y, como os decía, los criados –mi favorita, el ama de Julieta- tienen un matiz muy cómico en algunos aspectos.
Los dos puntos fuertes, al menos para mí, son el lenguaje y el personaje de de Mercucio. A algunos le puede parecer recargado y cansino el tipo de vocabulario y de estructuras sintácticas que usa el autor: a mí me flipa. Los juegos de palabras son la clave para entender el humor shakesperiano, siempre juega a la rebusca y a la exageración, mis favoritos los retruécanos.
Como os decía, el personaje que para mí se lleva la palma es Mercucio. Mezcla la juventud con la razón y a la vez es gracioso y atrevido.Además, tiene una muerte trágica y unas últimas palabras que son en sí un juego. Podría haberse reducido a algo muy básico, como ser el simple ayudante del protagonista, pero es uno de los mejores personajes secundarios que me he encontrado.
En resumen. ¿Me ha gustado Romeo y Julieta? Sí, pero no tanto como creía. ¿Lo recomendaría? Sí, si no es la primera obra de teatro de Shakespeare que lees. Su hilo conductor es, en esencia, tan plano, que debes disfrutar de todo el papel que lo envuelve para disfrutarlo de verdad.
Me han parecido más desgarradoras otras historias de amor, así que me sigo quedando con Hamlet.
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